Estoy sentada en un bar de una plaza transitada del municipio donde vivo. Los clientes no dan tregua a las camareras en las que no paran de hacer tapas y servir en cada una de las mesas ocupadas.
Yo qu estoy en la barra, observo el estrés que lleva la gente que lo quiere todo ya. Que no piensan enblas personas que están trabajando para darles un servicio y no pueden exigirles más de lo qur han echo.